y al otro dia
me olvidé de vos
no quiero estar apestada
quiero un tarrito de miel
irme de viaje para siempre
el pasaje es este combo
la foto que ven arriba
una canción de sandro
que no encuentro
pero empieza diciendo
yo fui sincero con mi querer
y un poema de fernanda laguna
que no es este
que quiero incrustar en mi poema
Administración de la mala suerte
Te puedes golpear con una mesa
y te puede salir un moretón.
La mala suerte es horrible pero,
no existe.
Es como Dios,
o como querer ser poeta.
Es la imagen que uno construye de algo que uno quiere y no puede tener.
Sos un pedazo de papel.
Te puedes quemar con una estufa
y eso es muy doloroso.
Te puede quedar la marca o no,
y eso depende de tu cuerpo y de lo que hagas con él.
Pero, a pesar que la mala suerte no existe
puede existir como el producto de muchas cosas encadenadas
que no deseamos.
Como Dios que es el producto de un estado de deseo.
La Mala suerte y Dios son dos estados opuestos
que no podemos administrar.
Dios es la salvación.
Le rezo para que no me quede la marca
pero mi rezo es vano
porque no puedo administrar a Dios.
En la jungla pueden aparecer leones
que pueden hacerte mucho daño
y Dios no te va a proteger.
Solo puedes intentar rezar para sentirte protegido
por la cápsula de la oración .
Puedes tener un amuleto contra la mala suerte
pero estás solo
sometido a vos mismo y a donde llegue tu fe.
Puedes no tener que comer.
Puedes ser burlado por tu sexualidad.
Amo los amuletos
pero hace días que los he escondido.
Yo creí en las varitas mágicas aunque
el que las hizo no creía en su poder.
Yo las probé con fe y no me dieron resultado.
Administrar el azar es imposible,
como a Dios
que es una compañía, un almohadón.
Yo creí en las muñecas también
y hoy,
no se donde estarán.
Seguramente perdidas en la descomposición erosionada del plástico.
Los pelos estarán en Uruguay
y lo que eran las manos
no sé donde.
Pero muy probable
en algún lugar cercano a la Provincia de Buenos Aires.
El azar, la mala suerte, Dios y el deseo
son algo que no puedo explicar,
ni administrar.
¡Mira…
las galaxias giran a un ritmo muy musical!
No creo que las cosas sucedan de pedo
aunque no exista una melodía.
Creo en el magnetismo,
en la atracción física
En las caídas,
en la interposición de los objetos,
en el encuentro
y en el desencuentro.
Es muy simple,
los electrones giran a velocidades ingobernables para mi.
No existe ningún conjuro contra la mala suerte,
no puedo administrar mi deseo.
No soy una partitura
pero sueno a algo conocido.
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